miércoles, 23 de enero de 2019

Pirómanos

Romperte en un papel duele.
Intentar reconstruirte después, te quema.

¿Y para qué?
Después de romperte
de abrirte las venas en busca de tinta
después de triturarte y mezclarte con ella
después de tanto dolor,
llega el fuego.

Te quema para soldarte
se extiende a través de tus heridas de guerra
hasta alcanzar el epicentro de cada emoción.

Y allí se desata la magia.

Una oleada de llamas y fuegos fatuos
te recorren, no dejan nada a su paso.
Solo cenizas.

Estás vacía.
¿Y ahora qué?

Has sobrevivido al incendio que tú misma creaste.
Y decides volver a caer.
Te gusta el riesgo.
Jugar con fuego
y quemarte.

Amontonas las cenizas
las moldeas.
Tiñes tus yemas de negro
y empiezas a delinear formas en el vacío.
Tu vacío.

Y cuando finalmente acabas de reconstruirte,
soplas.

Dejas que la ceniza vuele hacia un nuevo papel.

Y te rompes.
Quieres volver a arder.
Y ardes.

Nadie te enseñó otra forma de recomponerte
ni quieres aprenderla.


Hoy me he reencontrado con el fuego
y hemos estado jugando con mis quemaduras de primer grado.
© De sueños y ausencias
Koi